Día Mundial contra el Uso Indiscriminado de Agroquímicos

2022-08-13 14:03:48 By : Ms. Joy Chen

Día Mundial contra el Uso Indiscriminado de Agroquímicos: Recordando bophal en India.

26/12, Día Mundial contra el Uso Indiscriminado de Agroquímicos, efeméride mundial del no uso de plaguicidas que llama a la reflexión y a la toma de conciencia internacional sobre la grave crisis medioambiental generada por el uso y abuso de agroquímicos.

La fecha fue establecida por las 400 organizaciones miembro del PAN (Pesticida Action Network: Red de Acción Contra los Pesticidas), en 60 países, en recuerdo de las miles de personas fallecidas y que quedaron con secuelas en India en 1984 tras la fuga de bophal, un químico utilizado para la fabricación de un plaguicida de la Corporación Unión Carbide.

Mediante el recordatorio erigido en efeméride de observancia global, se persigue ayudar a minimizar los riesgos de los productos agroquímicos sobre la salud humana y su impacto en el medio ambiente; es un alerta, un llamado público a reducir el uso indiscriminado de plaguicidas en la agricultura, insumos que contaminan suelo, aire, agua y alimentos, desequilibran los ecosistemas y generan serios problemas en la salud.

Los plaguicidas son compuestos químicos que han aportado beneficios al ser humano a través de los tiempos, usados básicamente para el control de las enfermedades en el hombre y las plagas en la agricultura, y que en la actualidad aún son prioritarios para su utilización en áreas específicas.

En años de investigación y constatación en trabajos de campo, se ha acumulado suficiente evidencia de los riesgos que conlleva el uso excesivo e indiscriminado de los plaguicidas para la salud y el ambiente, riesgos que además comprometen la sostenibilidad de los sistemas agrícolas, por lo que corresponde políticamente a los gobiernos, su uso racional, aplicar medidas de mitigación ante los efectos causados a la salud y el medio ambiente y encontrar alternativas para su control.

Los instrumentos internacionales como el Convenio de Rotterdam, que limita el comercio de plaguicidas muy peligrosos y el código de conducta de la FAO sobre plaguicidas, alientan cada vez más a las autoridades nacionales de reglamentación a reexaminar la gama de insecticidas que autorizan los países miembro; asimismo se insta a la supresión y/o reemplazo de insecticidas muy peligrosos, el acortamiento del período de inscripción en el registro, la promoción éstos, la utilización de evaluaciones de riesgos comparadas y a modos de acción común en las decisiones reglamentarias.

La pregunta es: ¿Se cumple?

Desde las épocas tempranas del surgimiento y desarrollo de la humanidad se tuvo la necesidad de combatir las plagas que afectaban sus cultivos y productos, con el uso de sustancias capaces de eliminarlos.

En la llamada Era de los Productos Naturales (antes de nuestra era hasta mediados del siglo XIX), se tienen evidencias en documentos escritos por Homero, del uso del azufre como sustancia “purificadora” para eliminar los hongos; el rey de Persia, Jerjes, usó las flores de piretro como insecticida y los chinos utilizaron los arsenitos para el control de roedores y otras plagas, alrededor del primer milenio después de nuestra era.

A partir de la Revolución Industrial, se observó un crecimiento de las zonas urbanas con una dependencia de las rurales para la obtención de los alimentos, lo cual requería de una mayor producción, almacenamiento y protección de los mismos.

En consecuencia, hubo un incremento sustancial de producción de sustancias químicas como parte del sostenimiento del desarrollo industrial y de la agricultura, por lo que la rama química lanzó al mercado sustancias de toxicidad inespecífica pero de bajo costo.

En la segunda etapa, llamada Era de los Fumigantes y Derivados del Petróleo (mediados del siglo XIX hasta principios del siglo XX), se descubrieron accidentalmente la acción plaguicida de algunos elementos naturales como el azufre, cobre, arsénico, piretrinas (sustancias obtenidas de los pétalos del crisantemo y el fósforo; y se inició el uso de los derivados del petróleo usándose otras sustancias relativamente sencillas como el ácido carbónico y fénico, el sulfato de cobre con cal (caldo de Burdeos), el acetoarsenito de cobre (verde de París) y diversos fumigantes como el disulfuro de carbono y el bromuro de metilo.

La tercera etapa, llamada Era de los Productos Sintéticos, comenzaron a sintetizarse y utilizarse los dinitroderivados. A partir de esa fecha se sintetizaron otros plaguicidas potentes como los organoclorados (poseen átomos de carbono, cloro, hidrógeno, en ocasiones oxígeno y son muy estables en el ambiente) y los órganofosforados (derivados del ácido fosfórico), que son los más tóxicos y menos estables en el ambiente en relación a los órgano clorados.

Los plaguicidas entran en contacto con el hombre a través de todas las vías de exposición posibles: respiratoria, digestiva y dérmica, pues estos pueden encontrarse en función de sus características, en el aire inhalado, en el agua y en los alimentos, entre otros medios ambientales.

Los plaguicidas tienen efectos agudos y crónicos en la salud; se entiende por agudos aquellas intoxicaciones vinculadas a una exposición de corto tiempo con efectos sistémicos o localizados, y por crónicos aquellas manifestaciones o patologías vinculadas a la exposición a bajas dosis por largo tiempo.

Un plaguicida dado tendrá un efecto negativo sobre la salud humana cuando el grado de exposición supere los niveles considerados seguros. Puede darse una exposición directa a plaguicidas (en el caso de los trabajadores de la industria que fabrican plaguicidas y los operarios, en particular, agricultores, que los aplican), o una exposición indirecta (en el caso de consumidores, residentes y transeúntes), en particular durante o después de la aplicación de plaguicidas en agricultura, jardinería o terrenos deportivos, o por el mantenimiento de edificios públicos, la lucha contra las malas hierbas en los bordes de carreteras y vías férreas, y otras actividades.

La toxicidad de los plaguicidas se puede expresar en 4 formas

Los productos y sistemas naturales, utilizados antes de la llegada de los productos químicos, vuelven a ser demandados por la agricultura ecológica, que aunque no son 100 % efectivas, algunas plantas resisten a las plagas a modo de repelentes naturales, por ejemplo, la madreselva, plantada cerca de los rosales, actúa como repelente de pulgones.

En la actualidad se afirma la tendencia de volver a las fórmulas que la naturaleza brinda, es decir, el retorno a las fórmulas orgánicas y naturales, y conseguir a partir de extractos vegetales insecticidas ecológicos con fórmulas que controlen y eliminen de manera eficaz determinadas plagas. Tanto los insecticidas, los acaricidas, y los moluscidas, como los herbicidas biorraccionales son sustancias que se derivan de microorganismos, plantas o minerales, de allí, su raíz orgánica y ecológica.

Los estudios a nivel de campo del impacto de los insecticidas en los rendimientos de los cultivos, las visitas de intercambio del personal técnico y los responsables de las políticas a los países vecinos, los simposios nacionales y regionales sobre las alternativas, los programas de manejo integrado de plagas que enseñan a los agricultores, los científicos y el personal asesor a aplicar alternativas a los plaguicidas, los estudios de casos sobre los obstáculos técnicos al comercio así como los rechazos de las exportaciones por exceso de residuos de insecticidas han catalizado la reforma de las políticas.

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